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Seria | Kolekcja OQO |
Oprawa | Twarda |
Liczba stron | 32 |
Format | 25 x 23 |
Wydawca | OQO Editora |
ISBN | 978-84-9871-320-6 |
Wiek | 3+ |
De pronto, el bebé se echó a llorar. Óscar lo acunó, lo cogió en brazos… pero no paraba de llorar. Le cantó una nana, lo paseó por la casa… ¡No sirvió de nada! Entonces Óscar pensó: Este bebé tiene hambre… Buscó por la cocina, pero la nevera estaba vacía.
Este cuento de Charo Pita y Madalena Matoso incide en la normalización de la lactancia que aparece contextualizada como parte intrínseca de la vida de los niños, de sus familias y de la sociedad.
La mirada inocente del pequeño protagonista nos recuerda la magia que existe en muchas manifestaciones de la vida ?como la posibilidad de amamantar? y de las que los adultos no somos plenamente conscientes por habituales.
Y, mirando la compra con curiosidad, pensó: ¿Qué traerá para darle de comer al bebé? Tía Elisa dejó las bolsas, se sentó en el sofá y abrazó al bebé, que no paraba de llorar. Después se desabrochó la blusa. Entonces, el bebé se quedó callado y empezó a comer. —¡MAGIA! –dijo el abuelo.
Los niños viven en un eterno presente. Les resulta difícil situarse en un futuro que vaya más allá del mañana y el pasado se limita al ayer. Por eso, es fácil comprender que, para dar de comer al bebé, Óscar recurra a los productos que forman parte de su alimentación actual (pasteles, zanahorias, huevos, sardinas y jamón).
De este modo, su periplo resulta divertido y, a la vez, conmovedor porque Charo Pita nos presenta a un niño que se desvive por ayudar a un ser que ni tan siquiera comprende y, pese a ello, no desiste en su empeño.
El Óscar al que da vida Madalena Matoso transmite a la perfección la ternura que despierta su responsabilidad y solidaridad espontánea y entrañable. “Simpaticé mucho con él. Se queda con el bebé y no descansa mientras el pequeño no está feliz de nuevo. ¡Es un personaje que se hace querer!”, admite.
La ilustradora lusa ya había dado vida a un niño en su último trabajo para OQO editora Los mil blancos de los esquimales, tercer Premio al Libro Mejor Editado 2009 por el Ministerio de Cultura y también merecedor de dos menciones en los Premios Visual VIII Edición, en las categorías de libro infantil e ilustración.
Al igual que en otros trabajos realizados para OQO (¿Quién ha robado la Luna?) Madalena Matoso se ha decantado por el collage, una técnica que repite porque: “Es como un juego. Me fascina cómo funcionan entre sí las texturas y la conexión entre los colores. Se acaba formando un todo compuesto por microelementos”, argumenta.
Para este álbum, ha utilizado sellos, etiquetas, códigos de barras, letras adhesivas e incluso una bolsa grande de pan, “con una hermosa impresión azul”, destaca la ilustradora. Además, algunos de los papeles recortados para los collages habían sido impresos en serigrafía.
Las imágenes son sencillas y coloristas, aunque destaca la presencia de tonos rojos, verdes y grises.
En este tercer proyecto para OQO, Matoso buscó que sus composiciones fuesen coherentes con la historia. Ésta se ejecuta principalmente en dos escenarios: dentro de la casa (principio y final del álbum) y en los diferentes lugares a los que Óscar acude a lo largo del cuento, intentando conseguir alimento para el bebé. Al ubicarlo en cada uno de los exteriores se apoyó en detalles que sitúan claramente al lector en una panadería, una pescadería, un huerto y una carnicería.
En las escenas de la casa, las ilustraciones no se hacen repetitivas, a pesar de que jugaba con la dificultad de que eran los mismos personajes en la misma localización. Para resolverlo, decidió que, en las imágenes finales, se debían “explorar más las emociones”, no en vano es cuando se produce la ¡magia! que a Óscar le pareció, como no, maravillosa.